Cincuenta años después de la independencia del Estado Español (1968), el culto a la virgen de Montserrat es todavía muy vigente en el actual territorio de Guinea Ecuatorial. Fue durante el período colonial cuando se exportó la imagen de La Moreneta, que con el paso de los años terminó adquiriendo nuevos significados y representaciones locales. El sistema colonial español se fundamentaba fuertemente en las misiones católicas, que con el monopolio del sistema educativo –y a menudo de muchas jurisdicciones territoriales- tuvieron un rol de poder muy importante sobre los diferentes grupos colonizados. Eran en realidad un agente que, a pesar de su discurso filantrópico, encabezaba una acción aculturitzadora muy agresiva. En este sentido hay que señalar que las misiones estaban bajo el control de la orden claretiana y, en consecuencia, por una mayoría de religiosos catalanes que tenían como referente a la patrona de Cataluña. Conscientes de su potencial uso como virgen negra que podía ser instrumentalizada para facilitar la autoidentificación y asimilación entre la población, arraigaron su patronazgo en diferentes lugares de la isla (Luba, Rebola y Las Palmas). Sin embargo, la llegada de la primera imagen no fue un hito únicamente eclesiástico, sino que fue financiada también por la comunidad de empresarios residentes, que eran mayoritariamente catalanes. Por lo tanto, su llegada tuvo también la función de acercar referentes simbólicos propios de la comunidad. Sin embargo, fue el escultor catalán Modest Gené quien cambió la historia y significados de la imagen en el territorio. El artista trabajaba por encargo la imaginería religiosa, y esculpió la réplica de La Moreneta que se encuentra en el santuario de Luba. Después de esta obra la evolución de la figura adquirió nuevos significados, siendo sincretizada con préstamos culturales de las etnias locales. Son ejemplo La Virgen del Maestro, Ntra. Señora del Río Muni o la Moreneta de Efulan -que se representa con los rasgos característicos de la etnia Fang- o la Virgen de Bisila. La Virgen de Bisila ha centrado buena parte de nuestro estudio como producto de la alteridad colonial. Bisila era el espíritu madre de los bubis y mediante la acción religiosa fue cristianizada hasta ser, hoy, la patrona de la Isla de Bioko, canonizada por la iglesia católica. Esta representación de Bisila incorporaba rasgos identificativos de la etnia bubi, generando nuevas formas de culto y conflictos postcoloniales en relación a la apropiación de la imagen, presentes tanto en Guinea Ecuatorial como en contextos transnacionales.